En el país donde se originó el yoga, se necesitaban muchos años para convertirse en maestro de yoga y sólo a unos pocos maestros de su materia su maestro les encomendaba la tarea de enseñar yoga a otras personas. Esto se debía a que, además de enseñar Hatha Yoga, el aspecto físico del yoga, se entrenaba sobre todo la mente y la personalidad, y eso lleva tiempo. Atscha Yoga es deliberadamente diferente: nos orientamos en el yoga clásico indio.

La docena de asanas necesarias para mantener el cuerpo sano y flexible se aprenden rápidamente. Por supuesto, hace falta mucha práctica para fortalecer los músculos y estirar los tendones lo suficiente como para hacer el splits o aguantar el escorpión más de un minuto. Pero ni los splits ni los escorpiones son necesarios para ser yogui.

El primer objetivo del yoga es preparar el cuerpo para la meditación.

Para que sea tan flexible que pueda sentarse en posición de medio loto o al menos con las piernas cruzadas sin dolor, y para fortalecer los músculos del torso de modo que la parte superior del cuerpo pueda permanecer erguida y sin esfuerzo durante más tiempo, sin moverse, por supuesto. Sí, ése es el objetivo declarado del Hathayoga, la vía del yoga que más se enseña en Occidente, aunque a nadie le importa si eso significa que puedes permanecer sentado durante 40 minutos.

Pero esa es exactamente la cuestión, porque la meditación entrena la mente.

Es el campo de entrenamiento para el control mental, la autodisciplina y el lugar de nacimiento de las realizaciones espirituales. Y flexibilizar nuestra mente lleva mucho más tiempo que moldear el cuerpo.

Por último, el tercer aspecto del yoga clásico es el desarrollo de la personalidad.

Y eso en el sentido más verdadero de la palabra, porque nuestro ser está arrugado como un trozo de papel no deseado. Moldeados por nuestros cuidadores y nuestras reacciones a las exigencias de la vida en la primera infancia, desarrollamos una personalidad marchita, plagada de abismos y desfiladeros, muy alejada del pleno desarrollo de todo nuestro potencial.

El desarrollo de estos tres aspectos -cuerpo, mente y personalidad- era la razón por la que un programa clásico de formación de profesores de yoga en la antigua India duraba muchos años.

Y la formación de los tres aspectos es también la razón por la que un programa de formación de profesores de yoga Atscha se diferencia de otros cursos de formación convencionales.

En ningún otro programa de formación el proceso de autodesarrollo y el entrenamiento de la mente están tan en primer plano. Te conviertes en un profesor normal de Hathayoga en una semana, te conviertes en un verdadero profesor de Atscha Yoga en toda una vida.

Namastè 
Harald

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