Imagina a un hombre de unos 60 años, barbudo, con algo de sobrepeso pero aún ágil, vestido con pantalones anchos. Este hombre cuelga boca abajo de una tela de color neón sujeta al techo: soy yo. Nunca habría pensado que éste podría ser el comienzo del Equipo de Yoga Atscha.

D

l arnés pertenece a Imke, profesora profesional de yoga aéreo.

A mi lado, otras personas cuelgan algo indefensas de esas telas elásticas. Aéreo, una variante muy moderna y aérea del yoga. Asanas clásicas realizadas de forma ultramoderna.

Imke ha ido a parar a la remota isla canaria de La Palma. Dos veces al año atrae allí a un puñado de personas, yoga experimental para seres aéreos, me gustó. El resto del año Imke dirige tres estudios de yoga en el lago Constanza, serios, clásicos. En invierno, le gusta pasar tiempo en la India, ir de retiro con su maestro espiritual y dedicarse a la filosofía hindú.

Ahora imagina al mismo hombre, diez años y diez kilos antes, enseñando Jnanayoga y Vedanta, la enseñanza de la no dualidad, en un ashram de yoga. En este seminario también participa Violetta, ya profesora de yoga, que profundizará aún más en sus conocimientos.

Tres años más tarde, volví a encontrarme con Violetta en un seminario de «Yoga y escritura creativa» en Tenerife. Dirijo el seminario. Violetta es ahora terapeuta de yoga cualificada y profesora de yoga hormonal. Con su propio estudio de yoga en Velbert. Aquí, sin embargo, sólo es una participante.

Estaba buscando dos formadores muy buenos para el equipo de formación de profesores de yoga de Atscha

Me vinieron a la mente Imke y Violetta. Les hablé de mi proyecto, el curso de formación de profesores de yoga de cuatro semanas en la India, y se quedaron encantados. Tras una reunión de Zoom, eran aún más que eso: ¡estaban ardiendo!

Y ahora, ahora Imke es el fuego y Violetta es la llama, y yo soy el agua (quieta) – juntas formamos la mezcla que hizo posible la vida en este planeta, juntas somos ahora el
A
tscha Yoga.

Así es como ocurrió.

Namastè
Harald

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